El ambiente estaba impregnado de un silencio sepulcral, nos encontrábamos inmóviles ante la situación, Sol se encontraba inconsciente, y no sabíamos que hacer, nosotros queríamos tomarla… pero ellos también.
- Ella no pertenece a su manada –comenzó a decir el rubio, con un tono neutral.
- Pero ella es de nuestra especie, es una quileute, no una vampiro- dijo Sam imitando su tono de voz, no me había dado cuenta que él había salido de fase, pero se encontraba protegido por Jacob y Quil.
- Nosotros creimos que estaria segura aqui, y ustedes no hicieron nada más que lastimarla gravemente –dijo ferozmente el castaño, mostrándonos sus colmillos, nosotros reaccionamos ruñéndole, lo que lo incitó a correr hacia nosotros. Nos habría atacado, de no ser porque un gran hombre lo sujetó por los brazos levantándolo de suelo, era Emmet. –Suéltame, ellos tienen que pagar!!
- Mark, contrólate –dijo Jasper, cuando menos me había dado cuenta todo el clan Cullen estaba en medio de la nosotros, el habiente poco a poco se fue haciendo más liviano pero seguía sintiéndose la ansiedad en el aire, todo indicaba que el Cullen estaba usando su poder.
- ¿Ustedes están de su parte?-preguntó Sam.
- Hablaremos de eso después, tenemos que atenderla rápidamente, la llevaremos a nuestra casa- dijo autoritariamente Carlisle mientras tomaba a Sol en brazos, no nos quedó otra más que seguirlos hacia su casa.
. . . . .
- No entiendo porque ellos tienen que estar aquí –Dijo malhumorado, quien según Carlisle, era Mark.
- Ella en una licántropo- insistió Sam.
- Pero ella nunca pertenecerá a su manada – dijo el rubio, su nombre era Bryan.
- Silencio –dijo Edward alzando la voz- ni una palabra más hasta que Carlisle termine de revisar a Sol.
Y así fue, nadie hablo durante un tiempo, todos estábamos en la sala de los Cullen, puesto que no nos habrían permitido entrar en nuestra forma lobuna. Realmente me sentía culpable, debí haberme dado cuenta que era Sol, ¿que estu*pido no reconoce el olor de su impronta?
La risa de Edward me sacó de mis pensamientos, el imbe*cil me había estado escuchando.
- Lo siento, iré a ver cómo va Carlisle –subió rápidamente las escaleras y entro a una puerta blanca, no pude divisar lo que había adentro, pero me hizo pensar en algo, Sol en su forma lobuna no tenía ningún olor, ni siquiera del mismo bosque, era algo realmente extraño. Escuché una puerta cerrarse y fije la vista hacia ella, Edward se encontraba recargado en el barandal, y su cara no pintaba muy bien.-Carlisle dice que Sol se rompió tres costillas del costado derecho, sus huesos se están sanando rápido, pero lamentablemente de una forma incorrecta,… así que tenemos que volverlos a romper.
- No pueden hacer eso –repliqué.
- ¿No hay otra manera?-preguntó Bryan,
- Si sus costillas continúan regenerándose así, le será difícil respirar y podría perforar uno de sus pulmones.-aclaró Edward.
- De acuerdo, hagan lo que tengan que hacer –dijo el rubio resignado, mientras ponía una mano en el hombro de su compañero, que estaba igual que yo, enojado por la impotencia de no poder hacer nada, pero lo que dijo a continuación nos dejo a mí y a mi manda sorprendidos- ella es nuestra vida y está en sus manos.
¿Quiénes eran ellos realmente?
Edward asintió y entró de nuevo a la habitación, lo siguiente me desgarró. Eran los gritos de dolor de mi impronta, ella estaba sufriendo y yo no podía hacer nada al respecto, solo podía estar ahí sentado esperando que todo saliera bien mientras escuchaba el crujir de sus huesos y sus gritos desesperados. No logré resistir más, salí de la casa, estaba temblando incontrolablemente, no tardé en entrar en fase. Sabía que tenía que aclarar mi mente pero no quería alejarme demasiado tiempo de ella lo único que pude hacer fue correr hacia La Push y regresar.
Cuando llegué vi por una ventana que nadie estaba en la sala, me aventuré a abrir la puerta y entrar, se escuchaban muchas voces que provenían del cuarto donde estaba Sol, sin pensarlo dos veces subí corriendo las escaleras y entre a la habitación y ahí estaba ella recostada, se veía pálida y tenia vendas alrededor de todo su torso, pero estaba bien, así que no podía pedir más. Ella me miró con sus intensos ojos verdes y me dedico una leve sonrisa apenas visible, pero antes de que pudiera decir algo, Sam interrumpió.
-Sol, creo que nos debes una explicación.