13 de abril de 2012

Luna | 02.- Impronta

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-          Hola mi nombre es Sam, ellos son Seth, Leah, Embry, Quil, Jacob y Paul –Al presentarme Sam me dio una mirada que no supe identificar.
-          Hola, soy Solange Laine (Lein), mucho gusto – Dijo con su melodiosa voz al momento que nos hacia una reverencia, Solange, Solange, su nombre es Solange!  traté lo más posible de concentrarme en memorizar cada parte de ella, sus facciones, su curvas, su cabello, su voz y su exquisito olor, quería tener su recuerdo presente a la perfección el tiempo que fuese necesario, o por lo menos hasta poder acercarme adecuadamente a ella.
-          Qué pasa con la reverencia?, no tienes que ser tan formal – Se burló Embry, yo solo le dedique una mirada asesina.
-          Lo siento, en mi familia somos algo anticuados – Dijo agachando su carita para ocultar su sonrojo. ¡Dios, ella me volvía loco! Intenté de nuevo acercarme a ella pero Sam me miró de forma extraña otra vez. De nuevo me contuve, yo solo tenía ganas de abrazarla con todas mi fuerzas y hacerla mía.

Me emocioné por el simple hecho de imaginarla debajo de mí gritando mi nombre, llena de éxtasis y lujuria… ¡¿Pero en qué *beep* estás pensando Paul?!. Ella de seguro no tiene más de 16 años y yo 19, tengo que desechar esos pensamientos pedófilos de mi mente, y espero que no regresen a mi cuando esté en fase, sería de lo más vergonzoso, por no decir que verían a esa chica tan tierna en su faceta más sexy, bueno, según como yo la imaginaba.

Estaba sumergido en mis pensamientos cuando levanté la vista, y ¡ahí estaba ella! Observándome con una mirada curiosa, yo solo pude conformarme con dedicarle una sonrisa, ella trató de hacer lo mismo pero solo apartó la vista, habría dado lo que fuera por que ella solo me mirara a mí y a nadie más, como yo lo hago con ella. Ella en un segundo se convirtió con  el centro de mi universo, por ella vivo y por ella moriría, ella era mi impronta y la amaba con locura,  era la luz de mis ojos, podría pasar todo el día hablando sobre lo mucho que la amo, pero ya teníamos que marcharos, el primero en decir algo fue el viejo Billy.

-          Fue un gusto en conocerte Solange, si necesitas algo no dudes en pedírmelo, o si quieres dar un paseo por el bosque pídele a alguien de los chicos que te acompañe, solo no vayas a entrar en él sola –todos nos miramos entre nosotros- puedes perderte.
-          Conozco demasiado bien el bosque… pero gracias, lo tendré en cuenta –dijo haciendo una de sus ya características reverencias.

Nos despedimos y emprendimos el regreso a La Push, no pude evitar tomar una fuerte bocanada de aire, aspirando su dulce aroma, no sabía hasta cuando tendría la oportunidad de volver a estar con ella, por mi bien espero que pronto, incluso cuando ya llevábamos varios metros alejados de la casa de Solange, miraba hacia atrás, y ahí estaba ella, mirándonos desde el marco de su puerta, hasta que su casa se perdió en el horizonte, suspiré resignado.

-          ¡¿Pero en que estabas pensando Paul?! Casi la atacas!! –Me gritó Sam, y yo me tensé, ¿por que atacaría a lo más valioso que tengo? Me estaban malinterpretando.
-          No, yo no haría eso.
-          ¡Te conocemos lo suficiente, Paul! ¡Te abalanzarías encima de todo lo que tiene que ver con vampiros! –lo ultimo hizo que mi paciencia se agotara.
-          Nunca me pasó por la mente atacarla! Yo… yo me imprimé de ella –les conté agachando la cabeza.
-          ¡¿Qué?! –dijeron Sam, Jake, Quil, Embry, Leah y Seth al unísono.
-          El gran Paul Lahote por fin esta imprimado! –Se burló Embry, yo solo asentí mirando el mar – wow, es  en enserio.
-          Paul, estoy feliz por ti, pero no debes olvidar el hecho de que ella es foránea y no sabemos nada sobre donde viene o porque teniendo solo 16 años se ha mudado sola, además tenía un fuerte olor a vampiro, lo que puede significar que tiene una  estrecha relación con uno. –Apreté fuertemente los puños al terminar de escuchar lo último, ¿Acaso mi sol se había entregado en cuerpo y alma a una sanguijuela? Mi cuerpo comenzó a temblar ante la simple idea de que ella le perteneciese a alguien más, sentía como un calor abrazador subía por mi espalda y llegaba a mi nuca, ni siquiera tuve tiempo de tratar de controlarme cuando ya estaba en fase. Todos me miraron perplejos ante mi repentina transformación. Corrí a lo profundo del bosque y solté un aullido desesperado, llegué a un claro y  miré al cielo, obviamente pensando en mi Solange.

. . . . . . . . . .

Analicé los rostros de los chicos que se encontraban frente a mí, sus nombres eran Sam, Seth, Leah, Embry, Quil, Jacob y… Paul, este ultimo captó mi atención, en cuanto lo vi sentí una corriente eléctrica recorrer mi espina dorsal hasta llegar a mi nuca, provocándome un ligero sonrojo, sentía a mi corazón acelerarse, ¿Pero a que se debía?

Estaba tan concentrada en descubrir que era este sentimiento que no me di cuenta que aun seguíamos mirándonos, su mirada era oscura e intensa, como si quisiera decirme algo, eran unos ojos impacientes que parecían estar rogando, eso me cautivaba aun mas. Sin previo aviso en dio un paso hacia mí, pero el tal Sam  lo detuvo, como acto de reflejo me aleje un poco asustada, y Paul… el me miro con ojos suplicantes.

-          Hola, soy Solange Laine, mucho gusto.  – Dije tratando de parecer lo más cordial posible con una reverencia. Mark y Bryan me habían enseñado que al conocer por primera vez a alguien debes de hacer una reverencia en forma de respeto, bueno, habían sido contadas las veces en que había tenido que hacerlo, ya que teniendo dos hermanos nómadas, difícilmente tenia la oportunidad de convivir con otros humanos, pero confiaré en que me educaron bien y trataré de hacer nuevos amigos, podría empezar ahora.
-          Qué pasa con la reverencia?, no tienes que ser tan formal – Me dijo un sonriente muchacho que creo que se llamaba Embry.
-          Lo siento, en mi familia somos algo anticuados – Me disculpé apenada, tal vez los quileutes de la reserva tenían costumbres de ´barbaros´ como decía Bryan, mi hermano mayor, se podría decir que él era la persona mas refinada y elegante que se pudiera conocer.

Seguía teniendo una extraña sensación en el pecho, me sentía muy inquieta respecto a Paul, tenía una necesitad muy grande de abrazarlo, pero eso sería muy tonto de mi parte, el era alto y musculoso y seguramente ya estaba en sus veintes, mientras que yo solo era una chiquilla que acaba de cumplir los 16 años, precisamente hoy. Paul me pilló observándolo, y me dedico una sonrisa, probadamente pensó ‘Esta chiquilla ya se está haciendo ilusiones con migo, pero ella no está a la altura de alguien como yo´, intente sonreírle pero terminé agachando la cabeza.

Pero, ¿que era este sentimiento?. Mis hermanos que habían explicado que los sentimientos son una consecuencia de la inteligencia humana, y que son los propios humanos los que crearon los sentimientos. Bryan, el mayor, me contó que el ser humano desarrolló los principios o valores a partir de la inteligencia y por tanto, cosas como el cariño, la alegría, vienen por esa idea de conocer el concepto de bondad, a partir de la cual se desarrollarían ese tipo de sentimientos, y también por contraposición, de la idea de maldad, surgen la tristeza, el miedo, etc. Pero realmente, tal y como lo veía, maldad y bondad son ideas abstractas y superiores a la realidad humana, y todos los sentimientos relacionados con las mismas no serian sino interpretaciones, siempre determinadas por la realidad humana, de esos conceptos tan abstractos.

***Flash Back***
-          Solange, pequeña, nos diste un buen susto- dijo Bryan abrazándome y colocándome una frazada, ya que después de la repentina activación de mi gen la ropa que traía había quedado irreconocible.
-          Lo siento, tenía mucho miedo y no sabía que hacer, esos otros lobos me perseguían – sollocé ocultándome en su frio pecho.
-          Tranquila, utilicé mi don para guiarlos a la dirección contraria. –Me consoló Mark, que salía de entre los arboles.-No olvides que no deben descubrir que también te transformas, sino te obligarán a unirte a ellos y quedarte.
-          Cariño, recuerda que solo estarás aquí hasta que nosotros… –Interrumpí a Bryan.
-          Lo sé, hasta que resuelvan ese asunto pendiente con los Vulturi.

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