Solo tenía una razón para ir con Marissa y sus otras “amigas” a Saint John, según los papeles que tome de la oficina del director ahí se encontraba mi tutor, Stephen Truman.
- ¡Scarlett, ya es hora de irnos! – gritó Marissa desde su convertible plateado, torpemente subí al auto, no tenía idea de que esperar de aquel hombre desconocido que había pagando mi educación, pero estaba decidida a encontrar respuestas.
Al llegar a Saint John Marissa y sus amigas entraron a la tienda mas ostentosa y cara que tuvieron a la vista, me quedé con ellas unos minutos para que no sospecharan de que las había acompañado para hacer otra cosa –claro, era una posibilidad remota, para ellas no existe nada mas a la hora de comprar- tomé lo más barato que vi, que era una bufanda azul y me dirigí a pagarlo, la chica que me atendió tenía el cabello rizado teñido de rojo, lo noté porque sus raíces negras comenzaban a notarse, o al menos eso era una de las tantas cosas “interesantes” que había aprendido escuchando a Marissa.
- regreso en un rato, iré a una librería.
- de acuerdo, nos vemos en el Starbucks a las 6:00 pm, no olvides que tenemos que llegar temprano al internado – me contesto Marissa mientras se media un vestido rosa pastel.
- nos vemos.
Legué a la dirección donde supuestamente vivía mi tutor, era un asilo.
- ¿puedo ayudarte en algo, niña? – me preguntó una señora de cabello rizado y bajita.
Gracias a las “Chicas Channel” últimamente tenia la mala costumbre de observar el cabello de las personas.
- ¿aquí se encuentra Stephen Truman?
- si, ¿eres algún familiar? –respondió a la vez que revisaba el numero de habitaciones su computadora.
- el es mi tutor –sentí raro al decir eso.
- de acuerdo, sígueme – la señora me guió por los pasillos del asilo, ella caminada veloz mente a pesar de su estatura de de sus kilos de más, yo solo trataba de llevarle el ritmo mientras disimuladamente miraba hacia todos lados, pero no había nada más que ancianos jugando bingo, comiendo y viendo televisión– Bien, aquí es habitación 42 – abrió la puerta y antes de irse me hizo una mueca para que pasara.
Ahí sentado en un sillón, fumando una pipa mientras leía un trozo de periódico viejo se encontraba la persona que tal vez sería quien aclarara todas mis dudas, un anciano de unos 60 años.
- al fin nos conocemos, Amara Crow – dijo al verme.
- ¿perdón? Mi nombre es Scarlett Manson - era obvio que el hombre apenas si sabia su propio nombre, pero a la vez hablaba con una seguridad... tal vez ese era mi nombre?
- eres el experimento de Anthony, Amara – Tomó mi mano y miró mi muñeca – no cabe duda que eres tú.
Aun recordaba la vez en que Marissa descubrió esa marca en mi muñeca y casi se desmaya porque pensó que era un tatuaje y yo torpemente le respondí que era un lunar y ella solo me gritaba “¡Scarlett, eh visto muchos lunares en mi vida y créeme que ese no es uno!”
De todas las preguntas que tenía en mente solo se me ocurrió decir una en ese momento.
- ¿Qué significa ese signo?
- es el símbolo de Infinito, esa es la organización para la que trabajaba Anthony ¬– me extendió el periódico viejo que estaba leyendo, era una noticia, pero mí vista se concentro en las letras subrayadas:
¿“Mutantes”?
- ¿eso significa que yo salí de un tubo de ensayo? –dije casi sin aliento, adiós a la torpe ilusión de tener una familia. Generalmente a alguien normal saber eso le causaría un estado de shock pero en mi no tuvo ese efecto, ¿será porque ya me esperaba eso?
Digo, no es como si esperara una explicación coherente después de una vida de mover cosas con la mente, era difícil de asimilar pero si de algo estaba segura es que en lo que a mi concierne, lo raro es normal y lo normal es raro.
- eres mucho más que eso Scarlett, sus ponderes son asombrosos, juntos serán indestructibles
- ¿juntos?
- hay mas como tú, búscalos, ellos te ayudaran, no dejes que el Infinito se apodere de ustedes
- ¿qué?
- y no dejes que Geel te encuentre, ya pasaron 10 años, falta poco para que el regrese, sabrás reconocer facilmente sus ojos amarillos como los de un frió reptil. lo demás lo sabrás a su debido tiempo.
- ¡¿Quién es él?! –esa fue la última pregunta sin respuesta que tuve la oportunidad de decirle porque el viejo se quedó dormido, finalmente me fui con más dudas de las que tenía cuando llegué.
- ¡Scarlett, ya es hora de irnos! – gritó Marissa desde su convertible plateado, torpemente subí al auto, no tenía idea de que esperar de aquel hombre desconocido que había pagando mi educación, pero estaba decidida a encontrar respuestas.
Al llegar a Saint John Marissa y sus amigas entraron a la tienda mas ostentosa y cara que tuvieron a la vista, me quedé con ellas unos minutos para que no sospecharan de que las había acompañado para hacer otra cosa –claro, era una posibilidad remota, para ellas no existe nada mas a la hora de comprar- tomé lo más barato que vi, que era una bufanda azul y me dirigí a pagarlo, la chica que me atendió tenía el cabello rizado teñido de rojo, lo noté porque sus raíces negras comenzaban a notarse, o al menos eso era una de las tantas cosas “interesantes” que había aprendido escuchando a Marissa.
- regreso en un rato, iré a una librería.
- de acuerdo, nos vemos en el Starbucks a las 6:00 pm, no olvides que tenemos que llegar temprano al internado – me contesto Marissa mientras se media un vestido rosa pastel.
- nos vemos.
Legué a la dirección donde supuestamente vivía mi tutor, era un asilo.
- ¿puedo ayudarte en algo, niña? – me preguntó una señora de cabello rizado y bajita.
Gracias a las “Chicas Channel” últimamente tenia la mala costumbre de observar el cabello de las personas.
- ¿aquí se encuentra Stephen Truman?
- si, ¿eres algún familiar? –respondió a la vez que revisaba el numero de habitaciones su computadora.
- el es mi tutor –sentí raro al decir eso.
- de acuerdo, sígueme – la señora me guió por los pasillos del asilo, ella caminada veloz mente a pesar de su estatura de de sus kilos de más, yo solo trataba de llevarle el ritmo mientras disimuladamente miraba hacia todos lados, pero no había nada más que ancianos jugando bingo, comiendo y viendo televisión– Bien, aquí es habitación 42 – abrió la puerta y antes de irse me hizo una mueca para que pasara.
Ahí sentado en un sillón, fumando una pipa mientras leía un trozo de periódico viejo se encontraba la persona que tal vez sería quien aclarara todas mis dudas, un anciano de unos 60 años.
- al fin nos conocemos, Amara Crow – dijo al verme.
- ¿perdón? Mi nombre es Scarlett Manson - era obvio que el hombre apenas si sabia su propio nombre, pero a la vez hablaba con una seguridad... tal vez ese era mi nombre?
- eres el experimento de Anthony, Amara – Tomó mi mano y miró mi muñeca – no cabe duda que eres tú.
Aun recordaba la vez en que Marissa descubrió esa marca en mi muñeca y casi se desmaya porque pensó que era un tatuaje y yo torpemente le respondí que era un lunar y ella solo me gritaba “¡Scarlett, eh visto muchos lunares en mi vida y créeme que ese no es uno!”
De todas las preguntas que tenía en mente solo se me ocurrió decir una en ese momento.
- ¿Qué significa ese signo?
- es el símbolo de Infinito, esa es la organización para la que trabajaba Anthony ¬– me extendió el periódico viejo que estaba leyendo, era una noticia, pero mí vista se concentro en las letras subrayadas:
Doctor Anthony Whitham
Biologo y químico de Bengal, creador del proyecto “Crows” que consistía en seleccionar y mutar el ADN humano para crear a personas con capacidades extraordinarias, es proyecto fue cerrado por el gobierno Alemán que financiaba su investigación debido a altas inconformidades de la iglesia, los riesgos de radioactividad y por la incapacidad de controlar a los mutantes creados en dicha organización..
Murió de manera misteriosa el 16 de octubre del 2000.
¿“Mutantes”?
- ¿eso significa que yo salí de un tubo de ensayo? –dije casi sin aliento, adiós a la torpe ilusión de tener una familia. Generalmente a alguien normal saber eso le causaría un estado de shock pero en mi no tuvo ese efecto, ¿será porque ya me esperaba eso?
Digo, no es como si esperara una explicación coherente después de una vida de mover cosas con la mente, era difícil de asimilar pero si de algo estaba segura es que en lo que a mi concierne, lo raro es normal y lo normal es raro.
- eres mucho más que eso Scarlett, sus ponderes son asombrosos, juntos serán indestructibles
- ¿juntos?
- hay mas como tú, búscalos, ellos te ayudaran, no dejes que el Infinito se apodere de ustedes
- ¿qué?
- y no dejes que Geel te encuentre, ya pasaron 10 años, falta poco para que el regrese, sabrás reconocer facilmente sus ojos amarillos como los de un frió reptil. lo demás lo sabrás a su debido tiempo.
- ¡¿Quién es él?! –esa fue la última pregunta sin respuesta que tuve la oportunidad de decirle porque el viejo se quedó dormido, finalmente me fui con más dudas de las que tenía cuando llegué.
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Quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla.
- RUSIÑOL, Santiago