20 de junio de 2011

3.- Verdades

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Solo tenía una razón para ir con Marissa y sus otras “amigas” a Saint John, según los papeles que tome de la oficina del director ahí se encontraba mi tutor, Stephen Truman.


- ¡Scarlett, ya es hora de irnos! – gritó Marissa desde su convertible plateado, torpemente subí al auto, no tenía idea de que esperar de aquel hombre desconocido que había pagando mi educación, pero estaba decidida a encontrar respuestas.


Al llegar a Saint John Marissa y sus amigas entraron a la tienda mas ostentosa y cara que tuvieron a la vista, me quedé con ellas unos minutos para que no sospecharan de que las había acompañado para hacer otra cosa –claro, era una posibilidad remota, para ellas no existe nada mas a la hora de comprar- tomé lo más barato que vi, que era una bufanda azul y me dirigí a pagarlo, la chica que me atendió tenía el cabello rizado teñido de rojo, lo noté porque sus raíces negras comenzaban a notarse, o al menos eso era una de las tantas cosas “interesantes” que había aprendido escuchando a Marissa.


- regreso en un rato, iré a una librería.


- de acuerdo, nos vemos en el Starbucks a las 6:00 pm, no olvides que tenemos que llegar temprano al internado – me contesto Marissa mientras se media un vestido rosa pastel.


- nos vemos.




Legué a la dirección donde supuestamente vivía mi tutor, era un asilo.


- ¿puedo ayudarte en algo, niña? – me preguntó una señora de cabello rizado y bajita.
Gracias a las “Chicas Channel” últimamente tenia la mala costumbre de observar el cabello de las personas.


- ¿aquí se encuentra Stephen Truman?


- si, ¿eres algún familiar? –respondió a la vez que revisaba el numero de habitaciones su computadora.


- el es mi tutor –sentí raro al decir eso.


- de acuerdo, sígueme – la señora me guió por los pasillos del asilo, ella caminada veloz mente a pesar de su estatura de de sus kilos de más, yo solo trataba de llevarle el ritmo mientras disimuladamente miraba hacia todos lados, pero no había nada más que ancianos jugando bingo, comiendo y viendo televisión– Bien, aquí es habitación 42 – abrió la puerta y antes de irse me hizo una mueca para que pasara.
Ahí sentado en un sillón, fumando una pipa mientras leía un trozo de periódico viejo se encontraba la persona que tal vez sería quien aclarara todas mis dudas, un anciano de unos 60 años.


- al fin nos conocemos, Amara Crow – dijo al verme.


- ¿perdón? Mi nombre es Scarlett Manson - era obvio que el hombre apenas si sabia su propio nombre, pero a la vez hablaba con una seguridad... tal vez ese era mi nombre?


- eres el experimento de Anthony, Amara – Tomó mi mano y miró mi muñeca – no cabe duda que eres tú.
Aun recordaba la vez en que Marissa descubrió esa marca en mi muñeca y casi se desmaya porque pensó que era un tatuaje y yo torpemente le respondí que era un lunar y ella solo me gritaba “¡Scarlett, eh visto muchos lunares en mi vida y créeme que ese no es uno!”
De todas las preguntas que tenía en mente solo se me ocurrió decir una en ese momento.


- ¿Qué significa ese signo?


- es el símbolo de Infinito, esa es la organización para la que trabajaba Anthony ¬– me extendió el periódico viejo que estaba leyendo, era una noticia, pero mí vista se concentro en las letras subrayadas:





Doctor Anthony Whitham


Biologo y químico de Bengal, creador del proyecto “Crows” que consistía en seleccionar y mutar el ADN humano para crear a personas con capacidades extraordinarias, es proyecto fue cerrado por el gobierno Alemán que financiaba su investigación debido a altas inconformidades de la iglesia, los riesgos de radioactividad y por la incapacidad de controlar a los mutantes creados en dicha organización..


Murió de manera misteriosa el 16 de octubre del 2000.





¿“Mutantes”?


- ¿eso significa que yo salí de un tubo de ensayo? –dije casi sin aliento, adiós a la torpe ilusión de tener una familia. Generalmente a alguien normal saber eso le causaría un estado de shock pero en mi no tuvo ese efecto, ¿será porque ya me esperaba eso?
Digo, no es como si esperara una explicación coherente después de una vida de mover cosas con la mente, era difícil de asimilar pero si de algo estaba segura es que en lo que a mi concierne, lo raro es normal y lo normal es raro.


- eres mucho más que eso Scarlett, sus ponderes son asombrosos, juntos serán indestructibles


- ¿juntos?


- hay mas como tú, búscalos, ellos te ayudaran, no dejes que el Infinito se apodere de ustedes


- ¿qué?


- y no dejes que Geel te encuentre, ya pasaron 10 años, falta poco para que el regrese, sabrás reconocer facilmente sus ojos amarillos como los de un frió reptil. lo demás lo sabrás a su debido tiempo.


- ¡¿Quién es él?! –esa fue la última pregunta sin respuesta que tuve la oportunidad de decirle porque el viejo se quedó dormido, finalmente me fui con más dudas de las que tenía cuando llegué.

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Quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla.
- RUSIÑOL, Santiago

16 de junio de 2011

Crows

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Crows: Orígenes
La vida de Scarlett (Mara) en el instituto, tratando de descubrir su pasado. 

NOTA: Esta novela iba a ser inicialmente una aparte, pero ya que las dos tenían la misma trama, decidí unirlas y convertir esta novela un una extencion de la otra que sirva para aclarar algunos detalles de la historia.
No es necesario leer primero esto, solo si quieres encontrar mayor coherencia a ciertas partes de Crows.
  1. Primer día
  2. Inoportuna y desinteresada ayuda
  3. Verdades
  4. Efecto Mariposa
  5. Luz de luna
  6. El final es el inicio

2.- Inoportuna y desinteresada ayuda

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- Se dice que 12 gramos de carbono o un gramo de hidrógeno o 56 gramos de hierro contienen aproximadamente un mol de átomos…

- ¡Boys blowing up our phones, phones Drop-topping, playing our favorite Cds!… - de Nuevo la voz chillona de Marissa, hum!

- …el número de Avogadro fue estimado para el átomo de carbono por el Químico…

- ¡Pulling up to the parties, Trying to get a little bit tipsy!… -es desesperante escucharla cantar mientras studio.

- … y Físico italiano Carlo Amedeo Avogadro Conde de Quarequa e di Cerreto…

- ¡Don't stop, make it pop DJ, blow my speakers up tonight, Imma fight till we see the unlight Tick tock, on the clock!…

- ¡Marissa!, por favor, estoy tratando de estudiar las propiedades de las partículas!

- ¿mañana hay examen de matemáticas?

- ¡es de química! –Marissa tan ingenua como siempre, gracioso y perturbador a la vez, juraría que si no fuera porque sus padres tienen dinero ella no estaría aquí… - familia, dinero, colegiatura, yo aquí, ¡exacto!
Gracias a la ingenuidad de Marissa había formulado un plan: entrar a la oficina del director y buscar mi archivo para saber quién es la persona que paga mi colegiatura.

- a veces me das miedo, Scarlett.

- no te preocupes, el sentimiento es compartido –guardé todos libros en mi mochila, me levanté del marco de la ventana, ya que ahí había “estudiado”. En mi buró había una bolsa de m&m’s que había comprado después de clases, la tomé y me recosté en la cama lanzando los chocolates al aire intentando vanamente que aterrizaran directamente en mi boca.

Marissa, después de cantar la mitad de las canciones de su IPod salió, me dijo a donde iba pero no le puse atención, seguí mirando el techo amarillento –que se suponía que era blanco- de la habitación, planeando lo mejor posible mi entrada a la dirección, contemplé todas las probabilidades y los obstáculos, “si mañana no funciona, lo intentaré al día siguiente”, me repetía dándome ánimos, o más bien, tratando de que no me diera un infarto por el nerviosismo.

– ¿Qué tal te fue en el examen de química Scarlett?

– Saqué un 10, ¿y tú?

– un 8 – sabía que el 8 de Marissa no era bien merecido, Tony Blair que era el chico que se sentaba a la derecha de ella dejaba que ella se copiara, no me sorprendería el tiene un altar de ella escondido en su closet.

– Deberías dejar de explotar al presidente de tu club de admiradores, uno de estos días se va a cansar de ti y no vas a tener quien te deje que le copies.


– Si se aburre aun tengo al vicepresidente y al tesorero, hahaha – y no era una broma, Marissa tenía 78 fans en Facebook y hasta su biografía estaba en Wikipedia, eso era digno de admirar… casi.

– Señorita Evans y señorita Manson, pongan atención en la clase – el profesor Morrison nos llamó la atención, química no era de mis mejores clases, y no era porque me fuera mal en esa materia, sino que odiaba al profesor, Morrison era gordo, calvo y tenía un bigote al estilo Hitler.
La clase pasó rápido, y llegó la hora del almuerzo, la semana que tenía en el internado me había adaptado bastante bien, me acostumbré a que a Marissa y a mí nos dejaran meternos en la fila para comprar comida, a estar al tanto de los chismes diariamente gracias a las amigas de Marissa – que por cierto no me agradan mucho – y a saber controlar mi… ¿don, poder, cualidad? Desde que descubrí que era torpe caminando en el hielo que comenzaba a caer debido a que se acercaba el invierno.

– Carly, iremos a comprar ropa a Saint John, ¿quieres venir? – me preguntó Isabel una de las “amigas” de Marissa, a ella no le caía muy bien, solo le hablaba porque… no tengo idea, y creo que no soporta a la mitad de las chicas con las que se junta, solo es por pura apariencia, la hipocresía pura siempre usa bolsas de channel y tiene forma de de cinco chicas: Isabel, Miranda, Kathy, Rose y Fanny. Creo que eso son sus nombres…

– Soy Scarlett, y no gracias, tengo cosas que hacer – sabía que ella me estaba invitando por educación –la poca que tenia-, tenía una y un tono de voz muy sutil.

– Si cambias de opinión no dudes en decírmelo, Scarlett – dijo Marissa antes de dar por terminada la conversación.

Al terminar las clases pasé por la dirección general, la secretaria estaba muy distraída viendo novelas por internet , siquiera notó mi presencia, giré la manija de la puerta para entrar a la oficina del director muy cuidadosamente, pero la puerta no se abría, volví a girar la manija con más fuerza pero esta no cedió, era obvio que estaba cerrada.
El resto de la tarde estuve practicando como abrir una cerradura, nunca había usado la telequinesis para otra cosa que no fuera para protegerme, evitando caerme, - o ahogarme con un m&m’s - aunque a veces era inevitable usarla para mi propia comodidad, nunca nadie me había dicho que hacer con mi poder, ni dado una clase de “cómo usar la telequinesis oportunamente”, si así hubiera sido ahora no me encontraría en esta situación.

Cuando ya estaba segura que podía abrir esa puerta me dirigí a la oficina del director, ya era un poco tarde así que no había nadie, caminé por los pasillos con un fuerte dolor de cabeza, pero sabía que una aspirina no me lo quitaría, me arrodillé frente a la puerta y me concentré en abrirla…

– ¿Qué haces?


– ¡Yo no quería entrar, enserio! – grité exaltada, hubiera logrado abrir esa puerta de no haber sido por la interrupción de aquella voz masculina que estaba a mis espaldas.

– tranquila no estás en problemas, soy Lucas Fellon. – dijo a la vez que me extendía su mano para ayudarme a ponerme de pie.

– Scarlett Manson – le contesté un poco agitada por el susto.

– ¿Se puede saber para que querías estar a la oficina del director? – me preguntó mostrando una sonrisa perfecta que combinaba con sus ojos azules y su lacio cabello rubio que caía sobre tu cara.

– No puedo decírtelo, lo siento.

– De acuerdo, aun así te ayudaré a entrar – sacó de un bolsillo de su pantalón un juego de llaves y seleccionó una, ¿Cómo era posible que yo me haya pasado más de 2 horas practicando con la cerradura del baño de mi habitación y el apareciera de la nada con las llaves de la oficina y dispuesto a ayudarme sin saber una razón concreta? –Soy el encargado de dar la noticias matutinas – me dijo como si hubiera adivinado lo que pasaba por mi mente.
Después de abrir la puerta, Lucas me dijo donde estaban los expedientes, busqué el mío –que no era tan grueso como el de los demás– y le saqué fotocopias, no era un buen momento para leerlo y menos frente a Lucas desconociendo lo que había dentro de aquel legajo.
Salimos fácilmente de la oficina, nadie nos había descubierto, la verdad es que fue más fácil de lo que pensé y tal vez me hubieran atrapado de no ser por la inoportuna y desinteresada ayuda de Lucas Fellon.

– Gracias – fue lo único que se me ocurrió decirle en ese momento, le pude haber dicho algo mejor pero estaba algo nerviosa, digo, no es normal encontrarme sola con un chico en un pasillo oscuro a las diez de la noche.

– De nada, Scarlett – fue el único intercambio de palabras que tuvimos antes de que el me acompañara a la puerta de mi habitación y solo nos despedimos con un simple adiós.

. . . . . . . . . .

Las cualidades sublimes infunden respeto; las bellas, amor.KANT, Immanuel

14 de junio de 2011

1.- Primer Dia

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Tic Toc, Tic Toc….

El sonido del reloj y yo estaba comenzando a molestarme, llevaba más de 20 minutos esperando en la oficina del director, olía mucho a tabaco mezclado con café, ya empezaba a perder la paciencia, miré a mi alrededor y vi en el escritorio un péndulo de Newton dorado, pero sin brillo a causa de los años incluso se notaban unas ligeras marcas de oxido, pero era lo suficientemente estable como para ser utilizado; bastó una simple mirada para que estas empezaran a moverse, me quede concentrada viendo el efecto de acción y reacción cuando el director se dignó a aparecer. Instantáneamente detuve las esferas.


– Buenos días, señorita Manson. - El Director Johnson era un hombre viejo, tal vez en sus cincientas, resultaba muy gracioso el hecho de que tenía mas cabello en la barba que en la cabeza.


– Buenos días – contesté fastidiada.

– Aquí está su horario de clases y las llaves de su habitación, espero que las instalaciones sean de su agrado. –dijo tratando de ser cortes, pero no le resultó, ni siquiera hizo el esfuerzo de fingir.


– Gracias –Salí de la oficina, con solo un par de maletas, en el orfanato no tenia tantos lujos, nunca los tuve, así que para mí no importaba, pasé 10 años de mi vida en un orfanato de monjas, llegue ahí con nada más que mi nombre y 9 dólares, sin apellido, sin familia, sin memoria.


Era mi primer día como estudiante del internado “Rothesay Netherwood” que era uno de los más prestigiosos de Canadá, aunque estaba algo aislado detrás de una montaña, cerca del río Kennebecasis, que por cierto casi siempre estaba congelado.
Caminé por los pasillos del internado en busca de mi habitación, miraba atentamente las puertas esperando que nadie saliera de su habitación y se diera cuenta de que mis maletas se movían solas por encima del suelo, no creo que haya muchas personas que tengan telequinesis, al menos nunca eh visto a alguien como yo, nunca.
Entré a mi habitación, era muy rustica, como del siglo XIX, igual que todo el internado, dejé las maletas a un lado y me recosté en una de las camas, ya que la otra parecía que ya la habían ocupado, por lo menos la mía estaba a un lado de la ventana. Tardaría mucho en acostumbrarme al olor de la madera húmeda y su rechinar.



– Solo estas aquí para descubrir y no para convivir –me dije a mi misma, como si tuviera la tentación por conocer gente nueva. Miré el techo y sin darme cuenta me quedé dormida.


En sueños tuve un recuerdo de mi niñez en el internado todo se veía desde otra perspectiva, me veía a mi misma de 12 años, con el cabello despeinado hasta la cintura, la hermana Caterine me regañaba por que dejaba que los otros niños tomaran mis cosas y las rompieran “Scarlett, deberías ser mas cuidadosa, los niños de aquí atesoran sus cosas, lo poco que tienen, tu deberías hacer lo mismo, aférrate a lo que te queda”.
Nunca entendí lo que decía, si me aferraba a algo ¿no sería más difícil separarme de el cuando llegue el momento” “¿Cuándo llegará el momento?”. Lo único que hacia cuando niña era pensar en el mañana, encerrada en mi propio mundo pensando en las posibilidades que se habrían ante mí, en las cosas que podían cambiar en un futuro cercano.
Las imágenes de un segundo sueño llegaron a mi, esta vez me veía a mi misma de 8 años tal vez, jugando en un extenso jardín, sonriendo al ver un vaso de jugo de naranja convertirse en hielo y después mirar hacía el cielo viendo un pájaro hecho de arena volar por el aire. 
Todo se veía tan irreal, no podía entender el significado de esas imágenes, no era la primera vez que soñaba lo mismo, pero seguía sin poder descifrarlas.


Abrí los ojos, alguien estaba en la habitación, podía escuchar unos pasos sigilosos que se acercaban a mí, pero era de noche y la oscuridad me impedía ver, el nerviosismo invadió mi cuerpo con un fuerte escalofrió, hasta que por fin las luces encendieron.


– Oh lo siento, ¿te asusté? –me pregunto una chica rubia, parecía tener mi edad.


– Nn…o – le contesté, pero aun seguía asustada y ella lo notó.

– Lamento si te asusté, no quería despertarte –dijo tratando de contener la risa– soy Marissa Evans, y ¿tu eres…?


– Scarlett Manson.


–Scarlett, creo que seremos buenas amigas, ¿quieres que te muestre el campus?


– Por favor –dudé en contestar, pero era mejor si alguien se ofrecía ayudarme que tener que ir después con el comité de alumnos, además ella era mi compañera, así que sería una buena manera de empezar bien mi estancia indefinida en el internado.


– Bien, pero necesitas ponerte el uniforme-dijo dándome una bolsa negra de plástico, la abrí y saqué lo que había adentro, el uniforme era negro con un moño rojo, tenia sentido, así los alumnos no se perderían entre la nieve, creo.

Después ponerme el ”colorido” uniforme salí con Marissa a las canchas del internado, no pude evitar sentirme incómoda por las miradas de todo el que estaba cerca.


– Nunca había entrado alguien nuevo al internado a estas alturas el ciclo escolar, es normal que tengan curiosidad. –Dijo al momento en que nos sentábamos en una banca – los chicos del equipo de fútbol americano son lindos, ¿no crees?Miré asía la cancha donde se encontraban practicando, uno de ellos me sonrío, pero desvié la mirada “vine aquí para descubrir, no para convivir” repetí la frase en mi mente hasta que el rojo de mis mejillas debido al sonrojo desapareció, no podía fijarme en alguien, tenía que descubrir mi pasado y ese internado era la clave para conseguirlo.

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Tu deber es descubrir tu mundo y después entrégate con todo tu corazón.
-Buda